Cómo bañar a un recién nacido de forma segura
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Uno de los cuidados de los bebés al que más atención hay que prestar es el baño, un momento que suele resultar muy divertido según pasan los meses pero que al principio agobia bastante a los padres, especialmente a los que son primerizos. Hoy te damos las claves para que sepas cómo bañar a un recién nacido de manera segura y puedas ganar confianza y tranquilidad cada vez que lo hagas.
No cabe duda de que el baño es una de las experiencias más placenteras que puedes disfrutar como madre o padre, un momento íntimo que debe ser muy agradable, especialmente para los bebés. Sin embargo, a la hora de hacerlo con un recién nacido surgen muchas dudas sobre si se pondrá bien la temperatura, cómo habrá que sujetarlo, de qué manera se saca para que no le dé frío al terminar, y muchas más.
Detalles importantes
Lo ideal para bañar a un bebé es que la temperatura esté entre los 35-37ºC, por lo que es recomendable utilizar un termómetro de baño que te indique cuál es en cada momento, al menos mientras no la tengas controlada como para saberlo con solo tocarla.
En los primeros meses es recomendable tener una bañera especial para bebés o recién nacidos, y hoy en día tienes una gran variedad de opciones en el mercado. Las que tienen un soporte con patas altas son muy cómodas ya que no tendrás que agacharte para bañarlo o cogerlo, y podrás hacer que el baño sea mucho más cómodo y agradable.
Pasos para bañar a un recién nacido
- Es imprescindible que prepares todo lo que vas a necesitar antes de coger a tu bebé, ya que después tendrás las manos ocupadas con él y no podrás dejarlo para buscar cualquier cosa. Toalla, esponja, gel… prepáralo todo para tenerlo cerca, sobre todo si vas a estar sola y no puedes recurrir a nadie que te acerque lo que sea que necesitas.
- Desviste al bebé lo más cerca posible de la bañera para que no le dé frío.
- Sujeta al bebé apoyando su cabeza en el hueco de tu brazo al tiempo que sujetas la parte exterior de su hombro con la mano. Pasa el otro brazo por debajo de sus nalgas para sujetarle el muslo y sumérgelo así, poco a poco, empezando por los pies.
- Empieza lavando la cabeza del bebé, que debe estar en posición horizontal y con la cabecita apoyada en el hueco de tu brazo. Enjabona el pelo con mucho cuidado ya que su cabeza es muy sensible y puedes hacerle daño o dejarle marcas.
- Utiliza una esponja diferente para el resto del cuerpo, pasándola con mucho cuidado por los pliegues que tenga y sin mover muy enérgicamente el agua ya que el bebé se puede asustar.
- Para lavar la espalda debes cogerlo por la parte exterior del hombro y pasar tu brazo por delante de su pecho. Es la mejor forma de sujetarlo estando de espaldas, ya que se sentirá muy protegido y le encantará la sensación de que le eches el agua por encima.
- Una vez que termines el baño, saca al bebé de la bañera con mucho cuidado para que no se te resbale y se te pueda caer.
- Tumba al bebé en una superficie estable en la que previamente hayas estirado una toalla, por ejemplo en una cama o cambiador. Debes tumbarlo boca arriba y envolverlo bien en una toalla para que no le dé frío.
- Cuando lo hayas secado tienes que hacerle la cura en el ombligo si es que todavía no se le ha caído el cordón, y cambiarle la gasa.
- Después ya puedes ponerle el pañal y vestirlo, o ponerle el pijama, lo que sea que quieres ponerle.
Como consejo final, no te agobies si el recién nacido llora mucho con los baños, es algo habitual los primeros días. Poco a poco se irá acostumbrando al agua y cada día se sentirá más a gusto en el momento del baño. Durante sus primeras semanas es recomendable que el baño no dure más de cinco minutos.